Los excesos son los grandes protagonistas de las fiestas en Navidades. Alimentación rica en grasas y azúcares, consumo de alcohol y tabaco…. Además de en nuestro peso, esos excesos tienen su reflejo en el estado de nuestra piel. Os damos algunas recomendaciones para minimizar sus efectos.
El consumo de alcohol, unido a las bajas temperaturas y a los contrastes entre frío y calor hacen que la deshidratación de la piel se acelere y que se dilaten capilares faciales. Esto tiene su reflejo en nuestra piel, sobre todo en los casos de pieles sensibles y/o con enfermedades como la rosácea, la dermatitis, el vitiligo o la psoriasis, entre otras.
En Navidad consumimos gran cantidad de azúcares y esto desencadena el proceso de glicación, favoreciendo el envejecimiento cutáneo y dañando las fibras elásticas y el colágeno. Además, el azúcar produce la inflamación de la piel, acumulando líquidos en zonas tan sensibles como el contorno de ojos y acentuando bolsas y ojeras.
Además si tienes la piel grasa tienes que tener en cuenta que la alimentación en Navidades, con menús muy calóricos, incrementará la secreción sebácea y empeorará el estado de tu piel.
Consejos para equilibrar los excesos
Para compensar los excesos, los dermatólogos recomiendan compensar los días festivos con otros en los que nos alimentemos con frutas, verduras, caldos depurativos, zumos naturales e infusiones.
También se recomienda aumentar el consumo de agua, tomando al menos dos litros cada día.
La hidratación también ha de hacerse desde fuera, con la aplicación de cremas nutritivas específicas para cada tipo de piel. Y hacer una limpieza exhaustiva de la piel, estos días en los que nos maquillamos más. Procura emplear jabones y productos que no sean agresivos.
El sueño también actúa como elemento reparador por lo que se recomienda dormir entre 7 y 8 horas
Más información en la web de la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología